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Sudán en ruinas: decapitaciones, violaciones y 12 millones de desplazados en una guerra olvidada

A dos años del inicio de un conflicto sangriento que partió al país en dos, Sudán se hunde entre cadáveres, traumas, hambre y desesperanza. En Puerto Sudán, último refugio posible, los sobrevivientes cuentan cómo es vivir donde ya no hay humanidad.

  • 15/04/2025 • 09:03

TAPA DEL DÍA: Sudán en ruinas, entre decapitaciones, hambre y millones de desplazados

En Sudán ya nadie pregunta, nadie responde. Casi dos años después del estallido bélico entre el ejército nacional y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), el país africano vive una de las mayores crisis humanitarias del planeta. El miedo, el silencio y el dolor se instalaron como lenguaje común entre los 12,8 millones de desplazados y los miles que aún buscan sobrevivir entre cadáveres, violencia sexual y hambre.

Ofgair, un trabajador humanitario refugiado en Puerto Sudán, lo resume así: "Todos tienen una historia, pero nadie quiere contarla". El conflicto estalló el 15 de abril de 2023, cuando la tensión entre el presidente de facto Abdelfatá al Burhan y el líder paramilitar Mohamed Hamdan Dagalo ("Hemedti") devino en guerra total. En menos de 5 días, ya había más de 300 muertos y el 70% de los hospitales de Jartum estaban fuera de servicio.

TAPA DEL DÍA: El país con más desplazados del mundo

Los números son escalofriantes. Más de 150.000 muertos según cifras extraoficiales y un récord de 12,8 millones de desplazados. A esto se suman 24,6 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria extrema, y brotes incontrolables de cólera y malaria. La educación también colapsó: 17 millones de niños sin clases y el 90% de las escuelas cerradas.

Puerto Sudán, una ciudad costera antes ajena a la guerra, se convirtió en capital provisoria y último bastión gubernamental. Ahí aterrizó incluso el avión de la ONG argentina Solidaire, liderada por Enrique Piñeyro, con más de 100 toneladas de ayuda. Pero incluso en ese oasis artificial, la guerra se cuela en cada conversación, cada mirada, cada silencio.

Decapitaciones, torturas y violaciones como método

Los videos que circulan por redes y chats en Sudán son tan crudos que incluso los propios sobrevivientes prefieren no hablar de ellos. Torturas, ejecuciones y decapitaciones se volvieron moneda corriente tanto por parte del ejército como de las FAR. La violencia sexual se convirtió en arma de guerra: según UNICEF, en 2024 hubo al menos 221 violaciones a menores, incluidas niñas y niños menores de 5 años. Human Rights Watch denunció que las FAR usan la violación sistemática como método de dominación territorial.

“Los sudaneses perdimos la cabeza”, repiten en Puerto Sudán, donde conviven ONG internacionales, alquileres que llegan a 3.000 dólares y campamentos de refugiados con niños armados con juguetes que simulan rifles.

TAPA DEL DÍA: El trauma, la fe y la espera

Ofgair y Hera fundaron una ONG llamada SOBAJO para asistir a mujeres víctimas de violencia. “No queremos recordar”, repiten. En cada rincón de Sudán, la fe parece ser el último sostén: “Todo pasa por una razón”, dicen. Pero nadie sabe cuál. Nadie sabe qué viene después. Lo único claro es que ya no hay buenos ni malos. Solo muerte, exilio y una nación quebrada.